HILLARY

(Artículo publicado en Mundiario)

Es viernes. El país más poderoso de la tierra cuenta los votos desde hace tres días y, según la CNN, “en poco tiempo ya” podríamos tener el nombre de quien será Presidente de USA los próximos cuatro años. Todo parece indicar que el demócrata Joe Biden será el presidente más votado de la historia de USA pero Trump “resistió” el embate de tal manera que todo va a resolverse en la recta final de algunos estados clave. Mientras cuentan los votos veo un documental sobre la vida de Hillary Clinton y recuerdo aquella noche hace cuatro años en que ella –y con ella  las mujeres del mundo entero- se quedaba a las puertas del sueño cumplido.

Hillary. La más lista, la pionera, la abogada brillante, la feminista que lideró su generación en Yale, no pudo alcanzar la Casa Blanca pese a ganar el voto popular por más de tres millones de votos (probablemente Biden ganará por cuatro millones a Trump). El dinero y la tramoya de Donald Trump, los recelos del siempre exquisito electorado demócrata y la sombra de los errores de Bill le pasaron por encima. Aquél martes, la derrota de Hillary no afectó sólo a los Estados Unidos sino al orden mundial, al mapa geopolítico y a los equilibrios internacionales, por la llegada de un personaje mucho más peligroso de lo que sus procacidades podían hacer sospechar.

Donald Trump no es sólo un millonario deslenguado sino  que se convirtió en el líder de los piratas del mundo; al fin alguien le ponía voz y poder a los instintos más bajos de mucha, muchísima gente.. Al fin, alguien poderoso decía en voz alta lo que tantos pensaban en la intimidad de sus casas.. “tanto lío porque maten a un negro…” “lo mejor de una mujer es su culo..”. Rodeado por mármoles y tigres dorados del peor gusto, Trump naturalizó el racismo, el machismo más zafio, la xenofobia y, cómo no, la mala educación.

Después de tanto feminismo, un presidente negro, una crisis mundial y los chinos llamando a la puerta del poder económico, alguien interpretó a la perfección la frustración de los llamados “americanos medios”, hombres (y mujeres) con sentimientos de desarraigo en su propio país, ese gigante antaño poderoso que ahora les resultaba ajeno. Trump, un niño de cuchara de oro, se convirtió en el catalizador de su ira. A costa de Hillary, del país y de buena parte del equilibrio mundial. Cuatro años después ha sido necesaria una pandemia, el descrédito en buena parte del mundo y una movilización masiva del voto demócrata y de las minorías raciales, hartas de los desmanes de la administración Trump, para pararle los pies al portavoz del populismo mundial.

Hillary Rodham Clinton es, sin duda, una de las personalidades más importantes de su generación. Inteligente, comprometida y con una sólida formación, fue siempre mucho más que la compañera de Bill Clinton; fue la otra parte (es posible que la más brillante) de un binomio que comenzó en Arkansas y siguió en la Casa Blanca. Ella formó parte de una generación de 29 mujeres pioneras, que lograron colarse en las aulas de Derecho de la exigente Universidad de Yale. Mujeres que, a lo largo de sus vidas y sus trayectorias sirvieron de ejemplo a millones de jóvenes que en todo el mundo luchaban para alcanzar, paso a paso, la igualdad real.

La vida de Hillary y sus compañeras es, también, la historia de la conquista del espacio público por parte de las mujeres y su avance en las responsabilidades institucionales.  Pero ha sido, también, la historia de un camino lleno de dificultades en el que se puso, enseguida, de manifiesto que no iba a ser suficiente con ser competente y capaz; además tendrían que cumplir las expectativas de los demás. Cuando Clinton no fue reelegido como Gobernador de Arkansas, tras su primer mandato, los ojos se volvieron a Hillary: ella no había representado suficientemente bien el papel de “esposa del Gobernador”. Se cortó el pelo, se lo alisó, se puso lentillas y adoptó el apellido de su marido; la señora Rodham se convirtió en la señora Clinton.  

Con Bill en la Casa Blanca, Hillary lideró el grupo de trabajo que debía llevar a cabo la reforma sanitaria pero su papel no fue entendido ni siquiera en la bancada demócrata. La oposición republicana centró en Hillary sus dardos y el fracaso del proyecto estrella de la administración demócrata le pasó una enorme factura a la Primera Dama. Los grupos de presión de las aseguradoras privadas gastaron más de trescientos millones de dólares de la época en preservar su preciado tesoro; algunos de esos dineros fueron a campañas directamente dirigidas a dañar la figura de Hillary, hasta que los demócratas renunciaron a salvar la reforma. La muerte de Vincent Foster y, especialmente, el escándalo Lewinsky convirtieron buena parte del periodo presidencial en un calvario para la esposa del Presidente.

Sin embargo, Hillary nunca renunció a su propia carrera política. En el año 2008 perdió las Primarias frente a Barcak Obama quien, posteriormente  la convertiría en Secretaria de Estado. En el año 2015 de nuevo la carrera hacia la presidencia. Derrotó en las Primarias al “huracán” Sanders y se enfrentó a Trump, el sorprendente candidato republicano. En noviembre de 2016, Hillary Clinton obtuvo tres millones de votos más que el millonario, pero perdió la elección de manera sorprendente. Si en los ochenta, Hillary no era suficientemente buena en su papel de “esposa del Gobernador”, en 2016 tampoco logró colmar las expectativas del electorado suficiente… Las mujeres más tradicionales no confiaron en ella, pero tampoco lo hizo una parte del electorado más progresista, la candidata no era suficientemente “roja”, así que.. ganó Trump.

Cuatro años más tarde, con el país dividido, los conflictos raciales de vuelta, la guerra comercial exacerbada y buena parte de su liderazgo mundial en cuestión, USA ha vuelto la vista hacia el tándem Biden-Harris mientras Trump vocea su frustración y hasta Twitter le ha censurado algunas de sus afirmaciones. Ahora, el comentarista de la CNN explica que el avance de Biden en Pennsylvania  parece imparable y le llevará a la Casa Blanca en unas horas. Imposible no pensar en hace cuatro años, en el día que Hillary, la más brillante, se quedó a las puertas. La más lista. La mejor. No fue suficiente.

EL FORO

(foto: Agencia EFE; artículo publicado en Mundiario)

“Las mejores mentes” reza el titular de un medio de comunicación anunciando el llamado “Foro de A Toxa”, un evento que periódicamente reúne en la isla a varas decenas de referentes políticos, económicos, académicos y empresariales para analizar la situación actual y proponer “recetas” que permitan superar los retos futuros. La mejores mentes son, de nuevo, cuarenta hombres y cuatro mujeres, demostrando que, más allá de las interesantes aportaciones que realicen los participantes, el análisis ha quedado en entredicho por la falta de presencia de mujeres expertas en todos los campos. El Foro ha decidido ser, sólo, el de “las mejores mentes masculinas”.

La paridad o es un capricho, una moda ni un empeño; es un elemento central de la democracia. Laura Seara, ex Secretaria de Estado de Igualdad lo explicaba con claridad meridiana en la radio hace dos días: sin paridad no hay democracia completa; sin que la igualdad riegue el conjunto de las instituciones públicas y privadas, la sociedad seguirá construida renunciando a la mitad de la inteligencia, la mitad del talento, la mitad de lo que somos como especie. La igualdad no es un empeño del feminismo, es el camino imprescindible para desarrollarnos de manera completa, sin cercenar buena parte de nuestras posibilidades.

La igualdad, sin embargo, ha sido a menudo considerado como un tema “menor” , una suerte de  “acción política accesoria” que se desempolva en tiempos de bonanza y se guarda en el desván en tiempos de crisis. Qué pesadez.. con el daño que ha hecho el coronavirus, con las dificultades sanitarias y económicas a las que nos enfrentamos y ya están las feministas hablando de igualdad.. No es nueva esta actitud, ni siquiera patrimonio de los sectores más conservadores; basta recordar aquella foto de Tsipras y su gobierno “revolucionario”, lleno de hombres sin corbata.. y sin mujeres. Tal vez la revolución pueda hacerse en camisa, pero no es posible hacerla sin mujeres.

Pero el poder ha sido –y aún es- reactivo a ensanchar sus límites e incorporar la igualdad como parte sustancial de su conducta. El poder económico, político, el poder mediático cree, aún, que el feminismo es un asunto que se sustancia sólo en marzo, colocando banderas violeta en los balcones o sujetando pancartas en las manifestaciones. Pasado el día, pasó la romería y “las mejores mentes” deben volver a ocupar el espacio público. Sin embargo no es posible, ya, silenciar y orillar a la mitad de la población. La igualdad ha venido para quedarse y quienes no lo entiendan corren el riesgo, no sólo de perder el talento que aportan las mujeres sino de resultar inútiles para la sociedad actual. Buena prueba de ello ha sido lo sucedido esta semana con el Foro de A Toxa, convertido en noticia no por sus propuestas sino por sus carencias. Pocas fotos podían resultar más anticuadas. Las mejores mentes se han quedado, esta vez, un poco solas.

… ACCUSATIO MANIFESTA

( Foto de GaliciaPress; Artículo publicado en MUNDIARIO)

Es evidente que el “previsible” Feijoo ha optado por el continuismo en su Ejecutivo. No cabía esperar otra cosa. Incluso la nueva Vicepresidencia, en la persona de Francisco Conde, no viene más que a poner título al creciente papel que el Conselleiro de Economía e Industria vino adquiriendo en los últimos tiempos. Tampoco supone una sorpresa la “reubicación” del Xacobeo 21 en la Vicepresidencia de Rueda, con la incertidumbre que acompaña a los eventos del Camino previstos para el próximo año; Feijoo siempre ha descansado los asuntos más sensibles en su fiel Pretor pontevedrés.

Sin embargo, al lado del trazo continuo que viene repitiéndose desde 2009, Núñez Feijoo se ha presentado una censura a sí mismo y a su Gobierno, en toda regla. La sustitución de los responsables de las Consellerías de Sanidade y Educación suponen un reconocimiento explícito del fracaso del Ejecutivo popular, justamente en aquellas áreas en las que las competencias son cien por cien autonómicas. Si  hay tres cuestiones completa responsabilidad del Ejecutivo gallego, estas son sanidad, educación y política social. Sólo esta última ha resistido los cambios y no sería descartable que hubiera modificaciones importantes en su estructura, porque da la impresión que el mantenimiento de la actual Conselleira es más por evitar la lectura de fracaso completo que por méritos propios.

La política sanitaria de Feijoo ha sido un completo despropósito al que sólo salvó, precisamente, la pandemia y el recital de relato político que ofreció Feijoo. Hace tiempo que los recortes sanitarios habían hecho mella en la consideración que los gallegos y gallegas tienen de su sanidad y habían provocado movilizaciones continuas. El descontento médico ante la pésima gestión de los recursos humanos (concursos, reposición de plazas, denuncias, incompatibilidades), la escasez de inversiones en mejora de infraestructuras, la precariedad de contratos –especialmente en enfermería y auxiliares- y decisiones absurdas que debieron rectificar como el cierre del paritorio de Verín, pusieron en entredicho al Conselleiro y a Feijoo hasta que el Covid 19 vino con su “tabula rasa” a colocar el marcador en cero, otra vez. La caída de Almuiña era previsible. Aunque el deterioro de la sanidad pública gallega no es responsabilidad única del ya ex Conselleiro; comenzó en 2009, con el primer gobierno de Feijoo y con sus decisiones durante más de una década.

A Carmen Pomar la pandemia le vino grande, aunque su paso por la Consellería ya no parecía para echar cohetes. Llegó al cargo con la vitola de una gran profesional del ámbito educativo pero la pandemia dejó al descubierto sus carencias y las de su equipo. Seis meses después del inicio del Estado de Alarma, el comienzo del curso en Galicia llega entre protestas del profesorado y la zozobra de las familias. Con cinco meses de plazo, la Conselleira fue incapaz de llegar a un protocolo consensuado con toda la comunidad educativa ni propuestas de reincorporación trabajadas con las posibilidades y los recursos de cada centro. Ni siquiera la estrategia del PP de señalar a Celáa pudo ocultar la completa ineficacia de un equipo desaparecido cuando más se les necesitaba. La urgencia de la situación la señala no sólo el cese de la Conselleira sino la elección del sustituto, Román Rodriguez, anterior Conselleiro y persona de la máxima confianza del presidente de la Xunta. Pero la incompetencia de Pomar no debería ocultar que los recortes no comenzaron con la ex Conselleira, sino que hace más de diez años que la educación pública viene desangrándose por las decisiones de Feijoo.

El nuevo Gobierno gallego indica, pues, los déficits del proyecto de Núñez Feijoo, precisamente señalando las áreas que, en teoría, deberían haberse convertido en prioridades del Ejecutivo autonómico. No lo fueron; como tampoco lo ha sido la política social, si bien Fabiola García permanece en el cargo.. si la hubiera cesado el fracaso autonómico sería estruendoso, aunque es obvio que la situación de las residencias de mayores han puesto en el foco la gestión de la Conselleira y su equipo, especialmente en el ámbito de la atención a la dependencia. Lo bueno de ser Presidente es que cesando Conselleiros uno tapa sus propias responsabilidades… No hay más que mirar al sol y no al dedo.. accusatio manifesta.

LECCIONES DE UNA PANDEMIA

(Artículo publicado en MUNDIARIO; Foto de MUNDIARIO)

Surfeando la segunda ola del Covid y conteniendo el aliento ante lo que nos depara el otoño, resulta sorprendente que no hayamos sido capaces de aprender, al menos, media docena de lecciones que nos deja el extraño momento que nos ha tocado vivir. Cinco meses de enfermedad, titubeos y palos de ciego, sin manual válido, pero que nos dejan algunas cuestiones que quizás no deberíamos olvidar…

No hay certezas ante lo desconocido

Las mascarillas no protegían ante la infección, los niños no se contagiarían, el calor terminaría con el virus.. La ciencia no es exacta y, además, difícilmente puede predecir ante la falta de datos. Una pandemia de desarrollo desconocido producida por un virus nuevo. Lo desconocido. Difícil asumirlo desde una sociedad como la nuestra, que exige certezas y huye de lo impredecible; una sociedad que necesita seguridad absoluta en cada momento.

El Covid nos ha enseñado que no podemos admitir como verdad absoluta opinión, valoración o premonición alguna antes de que existan certezas científicas sobre el causante. Instituciones y gobiernos se han enfrentado a la toma de decisiones sin datos científicos corroborados y han tenido que ir adaptándolas a los avances en el conocimiento sobre el virus. Ha sido un reto, no sólo para los países sino para la investigación internacional, presionada para proveernos de las respuestas que no tenemos.

Cualquier cosa es válida si la dice “un experto”

Hace unos diez días, un periódico gallego titulaba “Los expertos descartan que en Coruña exista transmisión comunitaria”. Apenas seis días después la noticia era justamente la opuesta; “El Sergas asume que en Coruña hay transmisión comunitaria”. Meses de confinamiento y desescaladas y una situación insólita en los medios de comunicación, la obligación de informar todo el tiempo sobre la misma cuestión, tratando de anticipar lo que no era posible saber.

Con la inercia de la inmediatez, la hipertrofia de las redes sociales y el vértigo del vacío informativo, la palabra “experto” se ha convertido en el salvoconducto de cualquier afirmación. Pero, como ahora sabemos, ante esta pandemia no había expertos.

Los abrazos son malos consejeros

Ya lo dijo el ministro holandés, en España nos queremos demasiado.. y demasiado cerca. Es cierto. Nos relacionamos con nuestras familias, con nuestras amistades, salimos juntos, paseamos, comemos, veraneamos juntos.. Pandilla, panda, cuadrilla.. tenemos el idioma lleno de sinónimos para contar nuestra manera de vivir. Nos besamos, nos abrazamos y nos hablamos a veinte centímetros (y a gritos) comentando la jugada en el bar. Mala combinación para evitar contagios.

Vivimos con disciplina el confinamiento pero nos tomamos con cierta alegría la desescalada. Paseos atiborrados, playas a tope, terrazas rebosantes, fiestas familiares. Y el virus volvió. Quizás por primera vez en nuestra vida tengamos que entender que cada uno de nosotros somos responsables de mucho más que nuestra vida; también lo somos de la de los demás. Llevar mascarilla les protege a “los otros”; que el resto la lleve nos evita el contagio.

Eso que llamamos “responsabilidad individual” es ahora más relevante que nunca. Y bien sencillo: distancia social, mascarilla, higiene y respeto a los demás. Paradójicamente, el abrazo más sincero será el que no se dé, el beso más cariñoso el que enviemos por el aire y el mayor regalo a quienes queremos, mantenerlos sanos.

Esto no es un Estado federal

Cuando en el mes de junio terminó el Estado de Alarma en España, llevábamos semanas escuchando la “impaciencia” de los presidentes autonómicos, exigiendo una y otra vez “recuperar la gobernanza”. Con los presidentes populares a la cabeza, los intereses electorales de Urkullu y la incomodidad eterna de Torra, el final del Estado de Alarma era una especie de “reconocimiento” de la capacidad de gestión autonómica, frente a las dificultades que había sorteado el Gobierno de España. Tanto así que hasta Feijoo exigió volver a la normalidad una semana antes y fue jaleado, por propios y extraños, como “gran gestor”. Dos meses después, desde las Comunidades se dirigen –con cierta desesperación- al Gobierno central para que les diga cómo volver a las aulas “con seguridad”. De nada han servido, al parecer, los dos mil millones de euros para educación que desde el Estado repartieron entre las CCAA ni contar con todas las competencias para organizar la vuelta a clase.. Ahora, al parecer, necesitan a la Ministra.

Feijoo explicaba en junio, que debía recuperar todas las competencias porque “Galicia tenía una dinámica propia” y “en nada se parecía a otras CCAA”. Ahora, por lo visto, lo que valía para el turismo, la movilidad, el transporte público, la sanidad o los mayores no sirve para la educación y debe decirle Celaá qué protocolo aplicar en las escuelas unitarias del rural gallego o en el instituto de Melide, pongo por caso.

España no es un Estado federal. Pese a la amplísima descentralización, a las numerosas competencias con que cuentan las Autonomías y la treintena de años de entrenamiento, está claro que falta lo esencial; una concepción unitaria y conjunta del Estado. Los territorios federales cuentan con autonomía suficiente en la toma de decisiones pero mantienen dos ideas comunes: la solidaridad territorial y la corresponsabilidad. Ninguna de ellas ha estado presente, salvo honrosas excepciones.

El Estado Autonómico se concibe como una suerte de competición en que lo importante es ganarle al de al lado y tener al Gobierno central para echarle la culpa de lo que salga mal. A mano siempre dos mantras.. “queremos lo nuestro” cuando interesa o “no puede haber 17 sistemas diferentes” cuando toca escaqueo. Quizás la culpa no sea del sistema político sino de las personas, pero es posible que necesitemos una reflexión colectiva sobre la conveniencia de pasarnos décadas reclamando competencias para luego renunciar a ejercerlas.

NOS VAN A VER VOLVER

El día que ganamos la Liga logré que mi padre me acompañase un rato al fiestón que había en todas las calles coruñesas. No era muy partidario de las avalanchas pero aquél día estaba tan feliz que hizo una excepción. Estaba feliz. “Nunca o pensei”, me dijo. Yo le recordaba sufriendo, año tras año, después de recorrer los campos del «fútbol modesto», en Riazor, siempre quedándose a punto de conseguir algo grande. Creía que jamás en su vida de deportivista había vivido un momento tan alegre, pero él me corrigió.. “Non, alégrome moito pero nunca estiven tanto como cando non descendimos a Segunda B”.

Mi padre se refería al agónico final de aquella temporada de 1988 cuando un gol de Vicente salvó al Depor. Fue el penúltimo paso. Poco tiempo después la llegada de Bebeto y Mauro Silva, la madurez de Fran y una inteligente política de fichajes de jugadores con experiencia convertían al Deportivo en el “Super Depor“ que se ganó el cariño y la admiración de media Europa. Luego llegarían la Liga, las Copas, las Supercopas.. y el descenso a los infiernos. Hoy, 7 de agosto de 2020, el Deportivo de A Coruña ha descendido a Segunda B, pese a haber ganado el último partido frente al Fuenlabrada.

Tras un par de semanas para olvidar y una maraña de trampas colocadas por esa extraña “coalición” llamada La Liga, el Depor certifica su peor temporada tras cuarenta años. Esta vez no hubo Vicente que saliera a salvarnos. El desastre comenzó hace meses, quizás hace años. Una deriva absurda, la falta de un proyecto sólido para el Club, recambios de entrenadores como si fuera una subasta y una primera parte de la temporada actual para olvidar terminan de la única manera posible, con el descenso a Segunda B. Ni Fernando Vázquez pudo evitarlo.

Dicen los expertos en coaching que las crisis son, también, oportunidades. Es posible que esta sea la oportunidad para, finalmente, construir un proyecto solvente y duradero, con luces largas y la paciencia suficiente para llevarnos de vuelta a División de Honor cuanto antes y mantenernos otros cuarenta años, por lo menos. El ataque de Tebas y sus secuaces han dado como resultado una afición y una ciudad unidas en torno al Club como hacía tiempo no sucedía. El despropósito generado con el viaje del Fuenlabrada y la suspensión de la Jornada en aquél momento provocó una reacción colectiva de apoyo al Deportivo, con unidad y responsabilidad, un reencuentro con la ciudad que puede servir de punto de apoyo para el renacer del equipo.

Potenciar los equipos de base, apoyar el fútbol modesto de la comarca, incorporar a jóvenes futbolistas gallegos, fortalecer la “marca” del Club y la ciudad, respaldar el fútbol femenino, recuperar a profesionales que formaron parte del Club en otras temporadas, desarrollar una impronta social que deje huella en el entorno.. y volver a División de Honor. Estos son algunos de los hitos que deben figurar en la hoja de ruta de nuestro Club..

Esta noche mi padre habría llorado él solo, de vuelta a casa, fumando una faria y pensando lo largo que parecía el camino que había por delante. Pero en septiembre, o en octubre, o cuando sea que empiece esta nueva Liga post-Covid, estaría allí, animando a “su“ Deportivo, dispuesto a sufrir y vivir un nuevo retorno. Porque en la Champions o en Segunda B, somos del Depor. Orgullosos y seguros de que nos van a ver volver.

EL FIASCO, EL FÚTBOL Y LA VIDA

(foto de Agencia EFE)

Cuando a usted le sorprenda ver a dos padres –supuestamente romanizados- a piñas en la grada de un partido de alevines en el que participan sus hijos, recuerde que es parte –sólo parte- del resultado de haber convertido un deporte –el fútbol- en un espectáculo en que prima el dinero y lo único que realmente preocupa a sus responsables es sacar réditos económicos.

Hace tiempo que quienes dirigen el fútbol profesional (en nuestro país y en todo el mundo) han cambiado la esencia de un deporte colectivo, vibrante y que genera pasiones para convertirlo en un espectáculo en que lo importante no es el regate imposible de Messi sino el número de camisetas que vende, en que ni siquiera es importante ver estadios llenos sino que la hora de retransmisión les encaje a los chinos, para garantizar los réditos televisivos y del merchandaising.

El fútbol convertido en economía pura y dura. Fichajes, intermediarios, giras insólitas pagadas a precio de oro y un mundo que vive dentro de una burbuja que parece flotar en otra realidad, ajena a todo y a todos, entre césped verde y alfombras rojas, sin apenas asomarse a la vida real, que no sea a través de las redes sociales. Sólo así se puede comprender que se celebre un Mundial en Qatar, que la final de la Supercopa de España se celebre en un país como Arabia Saudita -que no resiste el mínimo análisis respecto a los derechos humanos- o el fiasco del viaje de Fuenlabrada a A Coruña, con positivos por Covid, y las decisiones tomadas por La Liga, la Federación Española de Fútbol y el CSD sobre esta Jornada.

En sentido estricto el fiasco  no comenzó este lunes. Ni siquiera el fin de semana cuando el club madrileño se sometió a pruebas de Covid, conoció que tenía varios positivos en su plantilla y decidió viajar con la duda sobre otros jugadores (asintomáticos) que habían estado en contacto con los positivos confinados en Madrid. El fiasco había comenzado meses antes. En plena pandemia, cuando los muertos en España se contaban por cientos diarios, el presidente de La Liga, Tebas, insistía en trazar las fechas de vuelta de la competición. Cuando el personal sanitario no disponía de test para todos, los clubes de fútbol realizaban test en abundancia a todo su personal, primero con luz y fotos y luego de medio tapadillo tras el escándalo social provocado por los reportajes. El fútbol es así.

El pasado fin de semana el Club de fútbol del Fuenlabrada pasó test a su plantilla y conoció la existencia de varios positivos que se quedaron en Madrid. El resto del equipo viajó a A Coruña a jugar una jornada decisiva. A partir de ahí todo son fiascos o lagunas.. El Consejero de Sanidad madrileño afirma no saber la existencia de estos positivos. El lunes a las cuatro de la tarde el propio Consejero tiene conocimiento de los seis positivos que están en A Coruña; informa al SERGAS cuatro horas después. Apenas dos horas antes del inicio del partido, se hacen públicos estos positivos y La Liga, la Federación y el CSD (al parecer), toman una decisión insólita: mantener la Jornada (pese a que tanto Deportivo como Fuenlabrada estaban inmersos en descenso y promoción) y que el partido entre ambos se celebre el día 30 de julio, diez días después de lo previsto.

Llevamos más de 48 horas recibiendo informaciones respecto a este fiasco sanitario, social y deportivo. Cada dato intranquiliza más que el anterior. La plantilla del Fuenlabrada ha quedado aislada en el Hotel Finisterre, en la última planta. ¿Con cuántas personas estuvieron en contacto?; aún no se sabe a no haberse finalizado la trazabilidad del equipo desde que llegó a Alvedro. ¿Cómo es posible que viajaran conociendo los positivos?; el Club afirma haber “cumplido el Protocolo de la La Liga”. ¿Es distinto el Protocolo de La Liga al Protocolo del Ministerio de Sanidad?, o , parafraseando a la Alcaldesa de A Coruña, “¿los futbolistas no contagian?”.

En las primeras horas la hotelería de la ciudad y el propio Ayuntamiento alertó de cancelaciones que podrían empeorar los datos de una temporada turística ya complicada por la pandemia pero que remontaba en una ciudad como la nuestra, prácticamente libre de contagios hasta el lunes. Hoteles, hostelería y el Consorcio de Turismo se habían esforzado en los últimos meses en tener listos una serie de protocolos para garantizar la seguridad de locales y espacios públicos; desde el lunes se han retomado y fortalecido porque A Coruña sigue siendo una ciudad segura para el turismo, pese a este incidente que nunca debió suceder.

El apartado deportivo tampoco resiste el mínimo análisis. Los resultados abocaron al descenso al Depor, sin haber jugado, pero supone que el Fuenlabrada está en condiciones de acceder a la Promoción con un empate. El equipo que ha provocado la situación ha resultado, a la postre, el más beneficiado, al conocer qué resultado debe conseguir para jugar el ascenso. Las quejas y protestas de equipos afectados se suceden. Por supuesto, del Depor; su descenso no se labró sólo este lunes, pero el fiasco de la Jornada facilitó a los equipos rivales hacerlo sin la presión añadida de jugar todos a la misma hora. La competición, como es evidente, se ha adulterado. No son ciertas las explicaciones del CSD de que debía jugarse “porque había jugadores que terminaban ya su contrato”; podía haberse jugado todo excepto los partidos en los que estaban implicados Depor y Fuenlabrada. Por último, la decisión se tomó con el Deportivo en el Estadio de Riazor pero el Fuenlabrada sin salir del hotel. ¿Incomparecencia?. El asesor legal del equipo madrileño es el hijo de Tebas. El fútbol es así.

ESPÍRITU 95

Era el 27 de junio de 1995. Martes. Hacía 48 horas que una tormenta de granizo y rayos, caída sobre el Santiago Bernabeu, había obligado a interrumpir la final de Copa del Rey entre el Depor y el Valencia, aquellos que un año antes protagonizaran el dramático partido en Riazor, con penalti (fallado) incluido.  En Coruña las cafeterías se llenaron de pasión apenas contenida, entre la esperanza de la primera gran victoria y el temor a una nueva frustración como la que había recorrido la ciudad un año antes. Las meigas –habelas, hailas- colocaban, una vez más, al Valencia como el último obstáculo. Dato suficiente como para cortar la respiración al más pintado.

A Manjarín y a Alfredo Santalena no había meigas que los asustasen. El primero, criado en el Mareo, acostumbrado a hacerse valer entre los que le sacaban veinte centímetros, había llegado al Depor con humildad e ilusión y apenas unos meses después de su fichaje había conseguido, con su gol, la “graduación” europea del Deportivo, ganando en el Villa Park al Aston Villa. En la ida, poco antes del diluvio, suyo había sido el gol que puso por delante al equipo de Arsenio, aunque el Valencia empató a continuación. El partido tuvo de todo, incluso un gol anulado a Fran, que todavía hoy es objeto de polémica.

Alfredo era un producto típico de la cantera madrileña. Del Madrid correoso.. Tres Cantos, Getafe y el Atlético. Del Madrid que pica piedra y suda la camiseta. Santaelena era un tipo currante y animoso. Y un jugador con suerte. Estaba acostumbrado a estar en el lugar correcto en el momento justo. Con los colchoneros ganó una Copa del Rey marcando el gol en la prórroga, frente a un meritorio Mallorca que entrenaba Serra Ferrer. Acostumbrado a lucharla no se arredró a la hora de buscar con la cabeza, por dos veces, aquél centro suave de Javier Manjarín. Medido, recto, que se envenenaba al bajar.. Alfredo remató con la cabeza y el alma y Coruña entera supo que aquél era el día.

Lo demás es historia, con letras de oro. La fuente de Cuatro Caminos, la muchedumbre, los cánticos.. y el adiós emocionado a Arsenio, que se iba de “su Depor” harto, seguramente, de las críticas inmerecidas y cierta falta de empatía. O Bruxo no siempre fue profeta en su tierra y la Liga perdida en el último partido había dejado huellas dolorosas en todos los estamentos del Club. Pocos meses después Arsenio llegaría a entrenar al Madrid, sustituyendo a otro “filósofo” del balón, Jorge Valdano. En la “casa blanca” nunca llegaron a entender del todo al de Arteixo y no fue aquél el mejor momento para sentarse en el banquillo del Bernabeu. Para el recuerdo,  nos deja su famosa frase de “la gallina en la piel” en las vísperas del derby contra el Barça y los desplantes de Luis Enrique, con un pie ya en el Barcelona, enfrentado a la grada, al entrenador y al mundo entero. Pero esa es otra historia.

Veinticinco años han pasado de aquél martes de gloria. Este Depor, menos Super y más sufriente, se resiste a bajar una nueva categoría. Como buenos discípulos de Santaelena, los jugadores lucharon hasta el último minuto  para ganar un partido que parecía perdido. Cuarenta y cuatro puntos que saben a gloria. Como diría Fernando Vázquez.. Pódese!!!.. Espíritu 95. Qué duda cabe…

YOU’LL NEVER WALK ALONE

En agosto de 2015 Jürgen Klopp rechazó una multimillonaria oferta del Olympique de Marsella. El Club francés vivía un momento para olvidar e intentaba buscar un recambio para Bielsa, pese a que el argentino estaba realizando la pretemporada con el equipo, pero la desafección era de tal magnitud que sólo resistiría el primer partido de la Liga gala. Klopp rehusó hacerse cargo del equipo y decidió prolongar el año sabático que disfrutaba tras haber abandonado el Borussia Dortmund, el club al que había rescatado y llevado, en cinco años, a la élite del balompié europeo. Dos meses después, el 8 de octubre, Klopp firmará como entrenador del Liverpool.

El Liverpool había sido fundado en 1892 y desde entonces perteneció a la “aristocracia” del fútbol inglés. Su estadio de Anfield, su apodo, “the reds”, su afición y su himno forman parte del patrimonio del fútbol mundial, peor hacía años que la luz y la magia se habían apagado y el Liverpool no había sido capaz ni de cogerle el ritmo a la Premier ni de acomodar su estructura a los nuevos tiempos del fútbol inglés. En 2010, al borde de la bancarrota, el capital americano a del Fenway Sports Group se hace con la propiedad del mítico Club, intentando remontarlo y encomendándolo a Kenny Dalglish, histórico jugador que ya había sido su entrenador tiempo atrás. Lejos quedaban los éxitos en Europa del “spanish Liverpool” de Rafa Benítez, que los convirtió en campeones de Europa en 2005, y más lejos aún la última liga inglesa que habían ganado, en 1990. La cosa no estaba fácil, con el capital árabe y ruso llenando las arcas de sus rivales, pero en 2015 llegó Klopp, y ahí empezó todo, de nuevo.

El alemán era el tercer entrenador no británico en la historia del Club. Su carrera y su trabajo en el Borussia le habían convertido en uno de los entrenadores de moda. Al principio sus éxitos se centraron en las competiciones europeas pero en la temporada 2018-19 ya amenazó el trono del City con un segundo puesto en la Premier, al tiempo que se convertía en Campeón de la Champions en la final inglesa frente al Totteham. El Wanda Metropolitano esperaba una final española pero los ingleses demostraron su poderío colocando a los dos equipos en la final. Salah y Klopp no dieron opción. Con todo, lo mejor estaba por llegar. La temporada 2019-20 ha sido, seguramente, la más extraña del fútbol europeo a cuenta de la pandemia provocada por el Covid-19. No obstante, en Inglaterra, el Liverpool protagonizó una suerte de paseo militar sin apenas opciones para sus rivales.

Ayer, la derrota del City le convirtió en Campeón a falta de varias semanas de competición. Los abrazos fueron comedidos, las sonrisas amplias. Anfield acogió poco antes, vacío, la última goleada de los campeones. En las gradas no rugían los hooligans prometiendo acompañarles eternamente, pero los “rojos” volvieron a convertirse en campeones treinta años después.. Klopp lloró y millones de aficionados en todo el mundo sonrieron. El fútbol rápido, abierto, intenso y feliz del Liverpool ha conquistado, de nuevo, medio mundo. Y en el cielo, seguro, Michael Robinson se corrió una juerga de campeonato. La ocasión bien la merecía.

2005-2020; TAN LEJOS, TAN CERCA

El 21 de junio de 2005 el resultado de las elecciones autonómicas dejaba en minoría al PP de Manuel Fraga y sus discípulos – a la sazón Barreiro y Feijoo-. Los 25 escaños del PSdeG y los 13 del BNG visibilizaban el hartazgo de una sociedad que llevaba 16 años bajo el gobierno y la mayoría conservadora. Tras fiestas, fiestiñas, inauguraciones de fervenzas (cascadas), romerías y millones en propaganda institucional, Fraga había caído víctima del desastre del Prestige, las armas de destrucción masiva de Aznar y, sobre todo, del cansancio de un electorado que veía una y otra vez a Galicia a la cola de las CCAA en todas las ratios.

Pero, en sentido estricto, el cambio había comenzado a producirse unos años antes, cuando poco a poco asomaban los gobiernos progresistas a los municipios. Desde 1999, además de la comarca coruñesa, baluarte de la izquierda municipalista desde la llegada de Paco Vázquez y los alcaldes del área, por toda Galicia – especialmente en la urbana- empezaban a alumbrarse gobiernos y coaliciones que suponían un verdadero contrapoder al de Fraga. A ello se sumaban los de las diputaciones de A Coruña y Lugo, también en manos socialistas y Francisco Vázquez convertido, de nuevo, en presidente de la FEMP, con lo que la política gallega empezaba a perder aquél pesado tono monocorde donde el PP fraguista era el alfa y el omega de Galicia. Ya lo decía el slogan.. “Galego, coma ti”.

En 2005 a don Manuel no le resultó suficiente la “sentimiento” ni la pujanza de sus jóvenes valores que asomaban la cabeza ni siquiera ese tono amable que los medios de comunicación habían mantenido siempre con él.. Para “Madrid”, mantener a Fraga en Galicia había sido una tranquilidad. Dedicado a la cosa autonómica, el ex Ministro franquista se había convertido en una suerte de “contravoz” de los suyos. Cuando al PP madrileño le daban arrebatos centralistas, don Manuel reclamaba que se escuchase a los presidentes autonómicos y ya tenía garantizados docena y media de artículos alabándolo como “estadista”. Fraga era una suerte de “mini verso suelto” del PP y a los suyos les encantaba tenerlo, convencidos de que no era un peligro en la política española y les daba una pátina de “debate” que les venía muy bien. Entre eso y los anuncios institucionales, el apoyo estaba asegurado y el embrujo sólo se rompió con el chapapote invadiendo las costas gallegas y miles de personas limpiando con sus manos.. Aún así, en plena campaña autonómica, algunos medios compraron encantados aquél disparate de “Plan Galicia” que no dejó nada más que planas pagadas en los periódicos y anuncios por las carreteras y las leiras de Galicia entera.  

El gobierno de coalición presidido por Emilio Pérez Touriño supuso un paréntesis de progreso muchas de cuyas medidas hoy se reclaman como urgentes.. En el primer Consello de Goberno efectivo, en septiembre, se aprobó la gratuidad de los libros de texto; meses más tarde llevó a los colegios público el servicio de comedor, amplió el número de becas e impulsó la red tecnológica en la mayoría de los centros en toda la comunidad. Galicia se convertía en una de las primeras CCAA en proteger los derechos del alumnado y situar la educación en el centro de las prioridades. Lo mismo podemos decir de la sanidad, con aquella deuda que arrastraba de casi 400 millones de euros que hubo de ser sufragada, al tiempo que se hacía un esfuerzo inversor como nunca antes.

También en las primeras semanas se levantó el peaje de Rande y de A Barcala, eliminando un coste injusto que asumían decenas de miles de familias en las dos áreas urbanas más pobladas de Galicia. Desde Política Territorial se hizo un esfuerzo enorme por proteger nuestra costa y evitar las construcciones sin medida que proliferaban en pueblos y villas costeras cuando algunos alentaban al consumo voraz del territorio en nombre de un mal entendido desarrollo económico. Cuando hoy hablamos de proteger la costa, de sostenibilidad y de protección ambiental hablamos, exactamente, de lo que hizo –o intentó- Touriño. No necesito deciros que buena parte de las medidas fueron borradas de un plumazo en 2009 con la llegada de Núñez Feijoo.

Hoy, en 2020, vivimos una situación de cierta similitud al fraguismo. Si don Manuel era un “estadista”, Feijoo es “moderado y buen gestor” para los medios que le colocan como “contrapeso” de Casado, especialmente tras la pandemia. No hay análisis medianamente riguroso que resista semejantes calificativos, pero es cierto que vivimos en un momento en que la política es más twitter que realidad y en que el llamado “relato” parece más importante que los hechos. En once años Galicia ha perdido miles de empleos, población y veinte puestos en el ranking de las regiones más competitivas de Europa. Nuestros jóvenes más formados han convertido la emigración en la principal opción de vida y la innovación y el empleo sólo se sostienen gracias a media docena de firmas encabezadas por Inditex y Citroen. Cualquier familia que solicite una ayuda para una persona dependiente sabe que antes de año y medio ni le contestan, la situación de mayores en residencias sigue el mismo guión que en Madrid –con o sin pandemia- y de la preocupación de Feijoo por la sanidad habla su intención de cerrar el paritorio de Verín, el déficit de plazas de personal que ha mantenido en estos años o el famoso cheque regalo de 250 euros con el que piensa “premiar” el esfuerzo de quienes pararon el Covid en UCIs y salas de Reanimación.. Enfrente, las elecciones municipales del pasado año confirmaron que la mayoría de los vecinos y vecinas tienen hoy un alcalde o una alcaldesa progresista. Además, por primera vez en la historia, tres de las cuatro diputaciones están gobernadas por socialistas; Feijoo sólo mantiene Ourense, tras un vergonzoso acuerdo que le dio la alcaldía de la capital orensana a Jácome. Populismo y caciquismo por el mismo precio.

Pero a quién le interesa la realidad si tenemos un buen titular.. Feijoo, el moderado. En dos meses de pandemia la TVG estuvo exclusivamente a su servicio, el Parlamento prácticamente cerrado y no dio explicación alguna. Cada día criticó una y otra vez al Gobierno. Si faltaba material era culpa del gobierno, si la UME desinfectaba no lo hacía bien del todo, si sobraba material era culpa del gobierno. si se mantenía el Estado de Alarma, mal; si no se mantenía bien pero mal, que venían turistas (por culpa del gobierno). Si no vienen turistas, será culpa del gobierno.. Eso sí. Todo esto dicho con menos acritud que Casado y sin la mirada de eterno desprecio que se le pone a Cayetana.. Un moderado.

El próximo 12 de julio es posible que a la gente, en Galicia, le importe más la vida real que los intereses de unos pocos. Quizás ese día recordemos las becas recortadas, los retrasos de las listas de espera, el paro, la falta de oportunidades, los incendios, el eterno conflicto del sector primario, la falta de pediatras, los tratamientos de enfermos de hepatitis, las familias yendo a Portugal a comprar las vacunas, los dos mil euros que hay que pagar por una residencia de mayores o la falta de impulso y ambición que ha tenido este gobierno durante once años. Quizás ese día a los gallegos nos importen más nuestras vidas y los problemas que la Xunta no quiere ni sabe resolver que ese vodevil de supuesta “política con mayúsculas” que piensa en todo excepto en el principal objetivo de la política: servir a los ciudadanos. Ojalá.

Algo (mucho) más que elegancia institucional

(foto: Agencia EFE)

Confieso que al principio pensé haber escuchado mal. Tan mal que volvía a oírme la grabación porque no daba crédito. Pero no. Otra vez. Ahí estaba Abel Caballero, Alcalde de vigo, Presidente de la FEGAMP, explicándolo: “Verán, lo hicimos solos, la política social la asumimos en soledad. A mi, como Alcalde de Vigo, el Presidente de la Xunta no me llamó ni una sola vez a lo largo del confinamiento. Ni él ni nadie de su Gobierno. Ni para preguntarme si necesitabámos algo”. Un par de horas después, la Alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, al tiempo que agradecía a Gonzalo Caballero su visita a Lugo, afirmaba que le daba las gracias por preocuparse por su ciudad ya que “el Presidente Feijoo ni siquiera la había llamado una sola vez por teléfono en todo el confinamiento”.

Galicia tiene 2.701.743 habitantes (datos 2018) repartidos en 314 municipios. De ellos, casi un millón lo hacen en las siete ciudades de mayor población. Fue precisamente en estos núcleos periurbanos donde la crisis sanitaria adquirió especial relevancia, no sólo por la población que se atendió en hospitales sino también por la especial afectación que sufrieron las residencias de mayores. El Presidente no tuvo ni un momento para hablar con, al menos, dos alcaldes de estas ciudades. Ni un momento en sesenta días para mantener una interlocución directa con quienes en esos días asumieron becas, albergues, atención a mayores, coordinación de voluntariado, desinfección de calles, seguridad, apoyo a familias con pocos recursos, ayuda a alumnado.. Ni una llamada a quienes se convirtieron en el primer apoyo de vecinos y vecinas.

Hace algunas semanas escribí un post sobre el valor de la política local, su capacidad de gestión y la indudable lealtad con la que se habían conducido la mayoría de alcaldes y alcaldesas. Ha vuelto a quedar de manifiesto, no sólo el valor de su esfuerzo sino que siempre han puesto por delante su obligación, en lugar de colocar la queja o la demanda antes del trabajo. A lo largo de la pandemia Feijóo dio más de una treintena de ruedas de prensa (todas en directo por la TVG…) . En cada una de ellas no olvidó, ni un solo día, criticar al Gobierno de España.. o sobraban mascarillas o faltaban mascarillas, o sobraban normas o faltaban normas, o tenían que venir turistas o no tenían que venir turistas.. El material, el dinero, las competencias, las órdenes.. todo lo criticó desde una supuesta “lealtad”. Feijóo se sentaba, al menos una vez por semana, en video conferencia con el Presidente del Gobierno de España y su Conselleiro de Sanidade tenía comunicación a diario con el Ministro de Sanidad. ¿Se imaginan que Pedro Sánchez no hubiera hablado con el Presidente de Andalucía o con Ximo Puig en estos dos meses?. ¿Se imaginan qué hubiera sucedido si desde Moncloa no se hubieran ni dirigido por teléfono a Fernández Mañueco, Ayuso o Revilla?.

Desconozco si la situación vivida por los regidores de Vigo y Lugo se repite en el caso de los restantes alcaldes y alcaldesas. En todo caso es obvio que la actuación de Núñez Feijoo es insólita desde el punto de vista institucional e intolerable desde el punto de vista democrático. Le guste o no le guste a presidente del PP gallego, a Caballero y a Lara Méndez los eligieron sus vecinos y vecinas –por cierto, en el caso del Alcalde de Vigo con una mayoría aplastante- , ambos asumieron las mayores responsabilidades de gestión durante la pandemia y ambos merecían otro trato institucional, personal y político por parte de la primera autoridad de Galicia. Y lo merecían porque representan a buena parte de la población gallega, porque sus vecinos y vecinas merecen respeto y porque en una situación excepcional como esta el trabajo conjunto y la coordinación eran esenciales.

En sesenta días, con apenas cinco llamadas telefónicas al día, el Presidente de la Xunta podía haber llamado, al menos una vez, a todos y cada uno de los alcaldes y alcaldesas de Galicia. Podía haberse enterado, de primera mano, cómo estaban esos vecinos y vecinas a los que en unas semanas va a pedir el voto. Podía haber intentado conocer las necesidades de aquellos que estaban al frente de los operativos de atención social, ambiental, educativa y de seguridad; aquellos que han mantenido la primera línea de defensa de pueblos, villas y ciudades gallegas. No lo hizo. Eso sí, además de echar de menos esas llamadas, también echo de menos que los medios de comunicación nos lo contaran, nos lo dijeran.. Nada. Ni una palabra. Ni siquiera cuando los propios alcaldes lo denuncian en público han sido capaces de publicar esta información. Por qué?.