EL FIASCO, EL FÚTBOL Y LA VIDA

(foto de Agencia EFE)

Cuando a usted le sorprenda ver a dos padres –supuestamente romanizados- a piñas en la grada de un partido de alevines en el que participan sus hijos, recuerde que es parte –sólo parte- del resultado de haber convertido un deporte –el fútbol- en un espectáculo en que prima el dinero y lo único que realmente preocupa a sus responsables es sacar réditos económicos.

Hace tiempo que quienes dirigen el fútbol profesional (en nuestro país y en todo el mundo) han cambiado la esencia de un deporte colectivo, vibrante y que genera pasiones para convertirlo en un espectáculo en que lo importante no es el regate imposible de Messi sino el número de camisetas que vende, en que ni siquiera es importante ver estadios llenos sino que la hora de retransmisión les encaje a los chinos, para garantizar los réditos televisivos y del merchandaising.

El fútbol convertido en economía pura y dura. Fichajes, intermediarios, giras insólitas pagadas a precio de oro y un mundo que vive dentro de una burbuja que parece flotar en otra realidad, ajena a todo y a todos, entre césped verde y alfombras rojas, sin apenas asomarse a la vida real, que no sea a través de las redes sociales. Sólo así se puede comprender que se celebre un Mundial en Qatar, que la final de la Supercopa de España se celebre en un país como Arabia Saudita -que no resiste el mínimo análisis respecto a los derechos humanos- o el fiasco del viaje de Fuenlabrada a A Coruña, con positivos por Covid, y las decisiones tomadas por La Liga, la Federación Española de Fútbol y el CSD sobre esta Jornada.

En sentido estricto el fiasco  no comenzó este lunes. Ni siquiera el fin de semana cuando el club madrileño se sometió a pruebas de Covid, conoció que tenía varios positivos en su plantilla y decidió viajar con la duda sobre otros jugadores (asintomáticos) que habían estado en contacto con los positivos confinados en Madrid. El fiasco había comenzado meses antes. En plena pandemia, cuando los muertos en España se contaban por cientos diarios, el presidente de La Liga, Tebas, insistía en trazar las fechas de vuelta de la competición. Cuando el personal sanitario no disponía de test para todos, los clubes de fútbol realizaban test en abundancia a todo su personal, primero con luz y fotos y luego de medio tapadillo tras el escándalo social provocado por los reportajes. El fútbol es así.

El pasado fin de semana el Club de fútbol del Fuenlabrada pasó test a su plantilla y conoció la existencia de varios positivos que se quedaron en Madrid. El resto del equipo viajó a A Coruña a jugar una jornada decisiva. A partir de ahí todo son fiascos o lagunas.. El Consejero de Sanidad madrileño afirma no saber la existencia de estos positivos. El lunes a las cuatro de la tarde el propio Consejero tiene conocimiento de los seis positivos que están en A Coruña; informa al SERGAS cuatro horas después. Apenas dos horas antes del inicio del partido, se hacen públicos estos positivos y La Liga, la Federación y el CSD (al parecer), toman una decisión insólita: mantener la Jornada (pese a que tanto Deportivo como Fuenlabrada estaban inmersos en descenso y promoción) y que el partido entre ambos se celebre el día 30 de julio, diez días después de lo previsto.

Llevamos más de 48 horas recibiendo informaciones respecto a este fiasco sanitario, social y deportivo. Cada dato intranquiliza más que el anterior. La plantilla del Fuenlabrada ha quedado aislada en el Hotel Finisterre, en la última planta. ¿Con cuántas personas estuvieron en contacto?; aún no se sabe a no haberse finalizado la trazabilidad del equipo desde que llegó a Alvedro. ¿Cómo es posible que viajaran conociendo los positivos?; el Club afirma haber “cumplido el Protocolo de la La Liga”. ¿Es distinto el Protocolo de La Liga al Protocolo del Ministerio de Sanidad?, o , parafraseando a la Alcaldesa de A Coruña, “¿los futbolistas no contagian?”.

En las primeras horas la hotelería de la ciudad y el propio Ayuntamiento alertó de cancelaciones que podrían empeorar los datos de una temporada turística ya complicada por la pandemia pero que remontaba en una ciudad como la nuestra, prácticamente libre de contagios hasta el lunes. Hoteles, hostelería y el Consorcio de Turismo se habían esforzado en los últimos meses en tener listos una serie de protocolos para garantizar la seguridad de locales y espacios públicos; desde el lunes se han retomado y fortalecido porque A Coruña sigue siendo una ciudad segura para el turismo, pese a este incidente que nunca debió suceder.

El apartado deportivo tampoco resiste el mínimo análisis. Los resultados abocaron al descenso al Depor, sin haber jugado, pero supone que el Fuenlabrada está en condiciones de acceder a la Promoción con un empate. El equipo que ha provocado la situación ha resultado, a la postre, el más beneficiado, al conocer qué resultado debe conseguir para jugar el ascenso. Las quejas y protestas de equipos afectados se suceden. Por supuesto, del Depor; su descenso no se labró sólo este lunes, pero el fiasco de la Jornada facilitó a los equipos rivales hacerlo sin la presión añadida de jugar todos a la misma hora. La competición, como es evidente, se ha adulterado. No son ciertas las explicaciones del CSD de que debía jugarse “porque había jugadores que terminaban ya su contrato”; podía haberse jugado todo excepto los partidos en los que estaban implicados Depor y Fuenlabrada. Por último, la decisión se tomó con el Deportivo en el Estadio de Riazor pero el Fuenlabrada sin salir del hotel. ¿Incomparecencia?. El asesor legal del equipo madrileño es el hijo de Tebas. El fútbol es así.

Publicado por Mar Barcon Sanchez

Madre, médico, socialista, coruñesa nacida en Ortigueira. Razonablemente feliz.

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